martes, 5 de diciembre de 2006

Como era antes:

A veces me detengo a pensar en como he cambiado desde que era pequeña. Cuando era muchachita no quería separarme nunca de mi padre. Él era arquitecto y cuando conseguía convencerlo a llevarme consigo al trabajo me quedaba boquiabierta ante sus dibujos. ¡Me parecían tan perfectos! Y me preguntaba si en mi vida iba a ser capaz de hacer algo de manera tan impecable. En el período de la adolescencia empezé a alejanarme de mis padres. Transcurría casi todos los veranos en los Estados Unidos, en casa de mi tía Caterina. Me recuerdo que era poco más que una niña, tenía trece años, cuando cogí por la primera vez sola el avión de San Juan, en Argentina, a Nueva York. Tenía ganas de ser independiente así que empezé a hacer trabajitos allí, para pagarme el viaje de vuelta en avión. Yo ni siquiera podía imaginarlo, pero dentro de poco toda mi vida iba a cambiar. Cuando tenía dieciséis años mi padre murió y yo me volví introversa e intolerante. Se me había caído el mundo encima. Dicen que lo que no mata fortifica, y para mí ha sido así de verdad. Mi madre decidió trasladarse a España, donde había algunos parientes de papá y allí abrió una tienda de ultramarinos. En Madrid la vida me volvió a sonreír, me puse a estudiar con ahínco en la universidad. Pasaba los días entre los libros de inglés y las clases privadas que daba para pagarme las tasas académicas. Por las noches iba de tapas con los amigos de la universidad. Quería llegar a ser alguien. Hoy me considero una persona satisfecha porque, aunque no gano mucho, hago el trabajo que me gusta. El consejo que quiero daros es el de vivir la vida día a día, porque nadie puede saber lo que nos espera detrás de la esquina. La vida tiene siempre más fantasía que nosotros.

1 comentarios:

Blogger Paola ha dicho...

¡Gracias!... siempre eres tan dulce.
¡TQM!

6 de diciembre de 2006, 19:38:00 GMT+1  

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