domingo, 3 de diciembre de 2006

Como era antes (Lina D'Avino)

Una persona como Dios manda, que vivía su vida tranquila en sus idilios mentales hasta que empezó a tropezar en los primeros obstáculos que la vida te tira a la cara y que, para una chica ingenua y un poquito tontita por falta de experiencia, son como una ducha fría. Bueno, ¿qué decir? De alumna diligente iba a la escuela, me hacía mis dos horas diarias de dansa, vivía en una familia todavía unida y tenía una amiguita del alma con la que lo pasaba muy bien.
Como vivía cerca del campo me gustaba muchísimo en los días de verano estar horas tumbada en los céspedes entre las flores mirando las nubes empujadas por el viento cálido y imaginando a qué podían parecerse esas formas varias que asumían. Mis padres estaban siempre ocupados con su trabajo por eso aprendí pronto a contar en mí misma y esto me ha hecho una persona bastante segua, pero también encerrada en mí misma.
Lo que mi vida me ha enseñado y me está enseñando es vivir día a día porque como dijo Neruda: “…Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos... recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar…”